El oídio es una enfermedad que ataca a diferentes plantaciones, y que ha supuesto todo un reto para el control de hongos en nuestro país desde hace años. Su adaptabilidad a clima y los daños que provoca allá por donde pasa lo convierte en el foco de atención de la protección.
Tiene un rango de acción muy amplio (desde los 6ºC hasta los 33ºC), solo frenando su expansión a los 35ºC y muriendo a los 42ºC o largos periodos de tiempo seco. Se instala en los viñedos con una humedad ambiental alta, y afecta a hojas, racimos y pámpanos; produciendo auténticos desastres en la vid. Por eso, el clima primaveral es el entorno idóneo para su desarrollo y por lo que ahora es el momento clave para conocer en detalle a nuestro enemigo, además de prevenirlo con los siguientes consejos:
1. Técnicas agrícolas
Nuestra forma plantar será el primer paso para prevenir la infección del oídio. Elegir variedades poco sensibles a la enfermedad y plantar con orientaciones que aumenten la insolación y la aireación de las uvas nos ahorrará problemas en el futuro con este hongo.
Por otro lado, debemos reducir el nitrógeno en los abonos, hacer podas en verde, desnietados y deshojados, evitando trabajar la tierra con temperaturas frescas y con mucha humedad.
Por último, si ya hemos sufrido el ataque del oídio y lo encontramos en una fase temprana, debemos deshojar y asegurar la penetración de los tratamientos antifúngicos. Para ellos, realizaremos aplicaciones a pistola en los vasos y pasaremos por todas las calles en espalderas. Al terminar, quemaremos los restos de poda si es posible.
2. Anticipación
La mejor estrategia de defensa para no encontrarnos con este contratiempo es anteponernos a él de todas las formas posibles. La mejor manera es utilizando tratamientos preventivos con antioídios específicos, cubriendo bien todas las partes de la planta.
3. Momentos estratégicos
A la hora de realizar las aplicaciones mencionadas, hay cuatro momentos fundamentales para llevarlas a cabo:
- Brotes de 10 a 15 centímetros
- Inicio de la floración
- Tamaño del fruto de perdigón a guisante
- Cierre de racimos a inicio envero
Pueden ser necesarias aplicaciones auxiliares en variedades más sensibles, cuando entre estos cuatro momentos señalados pasen más de 15 días, si se aplicaron productos penetrantes o más de 7 a 9 días si se aplicaron solo azufres. De igual forma, se deberían repetir las aplicaciones, si se usaron productos de contacto y hubo lluvias superiores a más de 10 litros.
4. Nuevas tecnologías
El apoyo de modelos predictivos de riesgo de oídio, basado en datos climáticos de estaciones meteorológicas públicas o privadas, son de gran ayuda en la toma de decisiones en las aplicaciones. En función del riesgo que indiquen estas estaciones, graduaremos el nivel de contundencia de la aplicación de control del oídio.
De esta manera, con el apoyo de las nuevas tecnologías ubicaremos la mayor contundencia de tratamientos cuando es necesario, ahorrando tiempo y recursos en los momentos de menor riesgo.
5. Herramientas de defensa
El oídio es un hongo de desarrollo externo que ancla raíces en el tejido, por lo que debemos atacar por ambas vías para evitarlo y eliminarlo en caso de que aparezca. Se recomienda utilizar productos de contacto y penetrantes antes de la infección, y productos erradicantes y antiesporulantes cuando ya se ha desarrollado.
Alternaremos ambos modos de acción para evitar resistencias, y reforzaremos la acción con productos penetrantes si se prevén lluvias superiores a 10mm, para evitar que puedan quedar descubiertos por el lavado del producto.
También debemos apoyarnos en las nuevas moléculas de control preventivo y erradicante como los terpenos del biofungicida Araw, que ayudan a modernizar la lucha contra esta enfermedad.
Es importante tener clara la estrategia contra el oídio antes de que se inicie su parasitación, pues podremos detenerla con mayor eficacia si estamos prevenidos. Hoy hemos hecho un pequeño repaso a las formas de enfrentarnos a este hongo. Y tú, ¿qué consejos te gustaría compartir sobre la protección de tu viña?