Entre las enfermedades que pueden ocasionar pérdidas importantes en los cultivos del melón y la sandía, destaca claramente el oídio. Se trata de una de las enfermedades vegetales que más fácilmente se reconocen, ya que se manifiesta en forma de unas manchas blanquecinas muy características. Estas aparecen tanto en las hojas como en los tallos y vulgarmente se conocen como “ceniza” o “polvillo”. En el presente artículo te presentamos cómo combatir esta enfermedad.
Esta enfermedad fúngica, provocada por la acción de determinados hongos, supone una gran amenaza para los cultivos ya que en determinadas épocas del año puede llegar a limitar de manera importante la producción.
¿Cómo combatirlo?
Nuestros expertos en cultivos hortícolas recomiendan evitar las malas hierbas y mejorar las corrientes de aire, entre algunos de sus consejos para prevenir la aparición de enfermedades en hortícolas. No obstante, la principal herramienta de control y lucha contra esta enfermedad es la aplicación de fungicidas. Sin embargo, en algunas zonas concretas del sur de España se han detectado problemas relacionados con la resistencia a este tipo de fitosanitarios. En esas áreas han aparecido cepas del hongo con una sensibilidad menor, e incluso nula, al tratamiento con algunos productos convencionales.
Para evitar este tipo de inconvenientes, la recomendación es emplear fungicidas únicamente en aquellos casos que estén totalmente justificados. Además, conviene utilizar mezclas o aplicar de forma alterna productos con diferentes mecanismos de acción. De esta forma se dificulta que el hongo genere resistencia a ellos. Otro consejo a recordar es el de actuar siempre ante los primeros indicios de la presencia de oídio.
En lo que respecta a medidas de prevención, el empleo racional del agua y fertilizantes (especialmente los nitrogenados) suponen una gran ayuda para frenar la aparición de la enfermedad. Son medidas que, además, reducen la humedad ambiental, en el caso de tratarse de cultivos bajo plástico, y evitan marcos de plantación demasiado densos.
Productos fungicidas de origen natural, como ARAW, pueden ser una alternativa ideal a las prácticas de control tradicionales. Tiene una composición a base de terpenos, unas moléculas que producen las plantas y que son eficaces para el control de numerosos hongos. Esto supone que no existe condicionantes a la hora de aplicar este tipo de productos, a diferencia de otros que se comercializan en base a hongos y bacterias.
Además, ARAW se puede aplicar en cultivos de aire libre, invernadero y protegidos y pertenece a un grupo químico con bajo riesgo de aparición de resistencias; cuenta con una innovadora formulación patentada que le permite liberar las sustancias activas de manera controlada y en condiciones ambientales propicias para la aparición del hongo.
Si también tenéis problemas con el oídio en vuestros cultivos o si sabéis la clave para prevenir la aparición de esta enfermedad, ¡dejádnoslo en los comentarios! ¡Os escuchamos!