Desde que en 1961 nació la Cooperativa Agrícola Nuestra Señora De Los Ángeles, la agricultura se ha modernizado y adaptado a las demandas del siglo XXI, pero sus valores se mantienen intactos: la confianza y la transparencia participativa y abierta propias de este tipo de asociación, así como la tradición y la investigación para el desarrollo empresarial y del producto. Sin embargo, a diferencia de muchas otras empresas, esta cooperativa destaca por la sostenibilidad.
En 2017 lanzaron el primer aceite de oliva virgen extra sin residuos del mercado Sustineri Hojiblanca. “No es un aceite ecológico convencional. Es más sostenible”, explica el Consejero Delegado José Manuel Sánchez Giraldez. Su abuelo fue uno de los 23 agricultores fundadores de esta cooperativa; después tomó las riendas su madre y en 2003, junto a su hermano, se unió como asociado para convertirse en iniciador de este proyecto. Le entrevistamos para saber todos los detalles sobre este aceite y la historia y desarrollo agrícola que atesora.
¿Cómo surge la idea de producir el aceite Sustineri?
En el sector agrícola nos encontrábamos ante serios problemas por la falta de exportación a Estados Unidos, así como a la Unión Europea. Queríamos resaltar nuestra marca y los consumidores demandaban cada vez más productos ecológicos y sostenibles. No obstante, queríamos ofrecer un aceite realmente sostenible y sin residuos como valor añadido.
¿Cómo se consigue elaborar un aceite sin residuos?
Escogiendo aceitunas tratadas con productos ecológicos o que no dejen residuos fitosanitarios en la cosecha. La participación de Antonio Alcázar ha sido clave para diseñar una estrategia en la que enseñar a conseguir aceitunas sin residuos, sostenibles y sobre todo, rentables a través de una gestión productiva sostenible.
¿Y en qué consiste este modelo de gestión sostenible?
A diferencia del modelo de producción ecológica, nuestro sistema es más productivo, y por lo tanto, más rentable para el agricultor. Cuando medimos los resultados de la cosecha, analizamos la huella de carbono, la hídrica, el consumo de fitosanitarios, de fertirrigación, la biodiversidad del suelo y la planta… Ofreciendo una trazabilidad completa por su producción integrada. Sin embargo, el modelo ecológico realiza análisis aleatorios.
“Estamos ante una degradación del término ‘sostenibilidad’ en el mercado”
José Manuel Sánchez, Consejero Delegado de la Cooperativa Agrícola Nuestra Señora De Los Ángeles.
¿Cómo se garantiza esta trazabilidad completa?
Sobre todo con la ayuda de PCMA, quienes han desarrollado el sistema con consultas externas y auditorías, y Zerya, los cuales se han encargado del protocolo. Gracias a ellos, podemos analizar desde el inicio todas las partidas, además del aceite producido a partir de estas y garantizar así un aceite sin residuos.
¿Qué estrategia de fitosanitarios se utiliza para lograrlo?
Nos centramos en recomendar fertilizantes para evitar el uso de fitosanitarios, aunque usamos convencionales no liposolubles para poder controlar la curva de degradación y dañar menos la flora y fauna. Invertimos mucho en bioestimulantes para evitar el uso de insecticidas y fungicidas, aunque no dejamos de tener en cuenta a otros cultivos respecto a bioinsecticidas, repelentes y biofungicidas en materia de sostenibilidad.
Nuestra filosofía es no causar estrés a la planta. Por eso, en invierno utilizamos praderas y materia orgánica para aprovechar sus microorganismos y en verano, aplicamos abonos a base de aminoácidos como Stilo Hydro, que ayudan a retener el agua junto a bioprotectores solares.
¿Cómo se muestran los agricultores cuando les animáis a apostar por el cultivo sostenible?
Ellos son muy fieles a sus productos – lo que es comprensible -, pero tenemos claro que la transformación hacia una agricultura sostenible está en los propios técnicos, los prescriptores y ‘médicos de la planta’. Comenzamos en 2017 con solo dos o tres parcelas y hoy en día ya contamos con más de 800 hectáreas y, aunque en los primeros años los agricultores pueden ver una producción algo desestabilizada, se ha demostrado que a partir del tercer año se rentabiliza la cosecha al máximo.
Hemos trabajado un modelo en el que los agricultores puedan confiar y convencerles así para abandonar la producción convencional. Nuestra clave es hacer al agricultor protagonista y a través de este enseñarle al consumidor de donde proviene la calidad del aceite Sustineri: del campo. Creemos que transmitir la historia, la naturaleza, y el cuidado de cada olivo es tan importante como el de la viña cuando se habla de un buen vino.
¿Hasta dónde llega vuestra apuesta por la sostenibilidad?
Hasta en la etiqueta, que plasma la fauna y flora que rodea nuestros olivares de serrería. Está hecha a un solo color y en papel reciclado con residuo de cereal. El packaging también cuida del medio ambiente dado que está hecho de cartón kraft sin blanqueante.
Además, nuestro objetivo es convertir en un futuro las casi cinco mil hectáreas de olivar que conforman nuestra cooperativa en cultivos sin residuos y que todos nuestros aceites sean ecológicos y sostenibles.