¿Qué puede aportar la digitalización a nuestra agricultura?

Rosa Gallardo, Directora de la ETSIAM de la Universidad de Córdoba.

La directora de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes de la Universidad de Córdoba Rosa Gallardo.

El sector agrario y agroalimentario español ha experimentado una intensa modernización que le ha permitido consolidarse como un sector esencial en nuestro país no solo desde un punto de vista económico, sino también social, ambiental y territorial.

Son numerosos los retos a los que se enfrenta en la actualidad entre los que destacan la necesidad de precios dignos para los productos agrarios y agroalimentarios, una política agraria pertinente que reconozca en su justa medida los servicios que el sector presta, el mejor funcionamiento y articulación de la cadena agroalimentaria, la problemática asociada al uso eficiente del agua, la imprescindible  adaptación y mitigación del cambio climático, la compatibilidad de los aspectos productivos y ambientales, la sanidad vegetal, el relevo generacional, el despoblamiento de los territorios rurales y por supuesto, la transformación digital. La respuesta a todos estos retos no es simple, pero sin duda la innovación será un elemento determinante para poder producir más, con menos recursos y protegiendo el planeta.

La pandemia ha acelerado procesos y ha hecho más evidente que nunca la necesidad de innovación para avanzar simultáneamente en productividad, rentabilidad y sostenibilidad. Y en este contexto de innovación emerge con fuerza la transformación digital del sector agrario y agroalimentario, no ya como una estrategia para ganar competitividad, sino como una estrategia de supervivencia. La transformación digital es ya una realidad en parte del sector, pero llegar a todos es el gran reto que tenemos, un reto en el que la tecnología no es el fin en sí mismo, sino el medio para permitir mejorar la realidad de las explotaciones agrarias, de la industria agroalimentaria, y también de los territorios rurales.

Las nuevas tecnologías deben ayudar a los agricultores y ganaderos a tomar mejores decisiones que logren hacer un uso más eficiente de los recursos (agua, suelo, productos fitosanitarios…), a mejorar la viabilidad y rentabilidad de sus explotaciones, a atraer a jóvenes hacia un sector con un gran potencial para la innovación y a realizar un mejor control de los procesos y de la calidad de los productos agroalimentarios. El impacto es importante por tanto desde una perspectiva económica, social y también medioambiental.

Los avances en cuanto a las tecnologías disponibles son enormes: Sensores conectados o los satélites espaciales, datos que se computan en la nube, modelos predictivos que usan la inteligencia artificial, control de procesos mediante blockchain, gemelos digitales o chatbots para emular digitalmente a la realidad, robotización de las labores agrícolas mediante máquinas inteligentes y casi-autónomas, agricultura de precisión para siembras, tratamientos o riegos más inteligentes y eficientes.

Sin embargo, estando disponible la tecnología, para lograr avanzar en el citado proceso de transformación digital hay que salvar obstáculos que están dificultando que esta transformación llegue a todo el sector. Por un lado la conectividad es un factor muy relevante en lo referente a la generalización del “IoT” y sus servicios asociados a la agricultura y a la industria agroalimentaria. Se requiere una capacidad de comunicación que permita la digitalización y puesta en valor de las nuevas tecnologías en la totalidad del territorio, incluidas las explotaciones agrarias y forestales.

Igualmente, resulta imprescindible disponer de datos accesibles, fiables e interoperables, que permitan generar la información oportuna. Para ello son necesarios cambios de actitudes para lograr agregar valor compartiendo datos. Sin la implantación de una cultura de cooperación y colaboración en el uso compartido de datos no es posible la transformación digital del sector agrario, pero tampoco es posible que el sector pueda beneficiarse del valor que puede aportar la digitalización, sin la formación y capacitación adecuada de todos los actores implicados directa o indirectamente en la cadena agroalimentaria.

Esta capacitación es imprescindible para tomar decisiones acertadas y adecuadas en el espacio y en el tiempo. Son necesarios nuevos profesionales que asuman la importancia de un profundo proceso de innovación en el ámbito agroalimentario, con competencias agronómicas y digitales suficientes para responder al reto de la transformación digital.

Avanzar en esta dirección no depende solo de la tecnología, sino que requiere de cambios sociales, institucionales, culturales, actitudinales y también formativos que deberán ser abordados de forma conjunta.

Rosa Gallardo, Directora de la ETSIAM de la Universidad de Córdoba.

La situación de los diferentes sectores y tipos de explotaciones es distinta en relación con la facilidad y el ritmo de adopción de las tecnologías, por lo que las soluciones no deben ser ni únicas ni homogéneas. Avanzar en esta dirección no depende solo de la tecnología, sino que requiere de cambios sociales, institucionales, culturales, actitudinales y también formativos que deberán ser abordados de forma conjunta.

Este es un camino que debemos recorrer juntos, por lo que la colaboración público-privada entre empresas tecnológicas, empresas agrarias y agroalimentarias, empresas de servicios, organizaciones profesionales agrarias, universidades y centros de investigación y también con la administración, será esencial para permitir que la agricultura pueda seguir desempeñando las funciones estratégicas que la sociedad le demanda.

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