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Imágenes del arranque de olivos centenarios esta semana en una finca de 6 hectáreas de Utrera, para poner intensivo / J.M. Brazo Mena
«Desesperanza en el sector»

Los olivareros se despiden de los árboles centenarios para cambiarlos por cultivos más rentables

La crítica situación del olivar está provocando que algunos agricultores hayan decidido arrancar sus olivos viejos ante la falta de producción, para reducir gastos

18 octubre 2022, 06:11

La presencia de una sequía extrema en el campo andaluz ha dado lugar a una situación de desesperanza en el sector del olivar que vive una situación compleja con escasas previsiones de cosecha de aceite, aún menores por cada día que pasa sin precipitaciones. Esta circunstancia ha provocado que algunos agricultores hayan decidido arrancar sus olivos viejos ante la falta de producción, para cambiarlos por intensivos, o cultivos más rentables.

Según técnicos de COAG Jaén, el olivar de secano es el más afectado por la sequía, siendo prácticamente irrecuperable, sin cosecha en término generales, y escasa o mínima en algunos lugares más frescos, en zonas muy concretas de Alcalá la Real o Pegalajar, donde no llegará al 20 % de cosecha. Incluso se ha detectado que hay olivos de secano que han comenzado a secarse por la falta de agua.

Principales problemas de los olivareros

Esta circunstancia se ha reproducido en la provincia de Córdoba, donde cuatro familias de olivareros, de la localidad de Almodóvar del Río, han tomado la determinación de arrancar sus árboles centenarios, ante la falta de rentabilidad de los mismos, como consecuencia de la sequía, el alza del precio de los inputs, en especial de la energía eléctrica, así como el de los carburantes como el gasóleo, gastos que se suman al de los productos fitosanitarios.

En palabras de los agricultores cordobeses afectados, «llevamos ya dos años con pérdidas, y tenemos que mantener a nuestras familias. Es mucho dinero y lo mejor es cortar. No ganamos, pero tampoco perdemos, aunque nos duele la decisión», aseguran. En un día han arrancado 15.000 olivos. A mediados de septiembre estaba prevista la recolección de la cosecha, pero antes de esa fecha decidieron tomar la drástica decisión de extraer los árboles.

Cambian olivos viejos por pistachos

En la provincia de Málaga, una de las fincas donde se han arrancado olivos viejos es en el Cortijo El Rincón, ubicado en el término municipal de Mollina. El director de la explotación agraria, Antonio Díaz Caballero, ha señalado que también ha arrancado olivares viejos para plantar pistachos, ya que «han dejado de ser rentables», sobre todo ahora que los intermediarios,  pactan bajar el precio a la aceituna sin motivo aparente.

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Olivar tradicional / Asaja

«Con tres años de pocas lluvias los olivos estaban estresados», sostiene Antonio, que reconoce que le da cierta pena tener que arramblar con árboles con 200 años de vida, «pero la ‘pela’ es la ‘pela’, y la producción es la producción». «Si tuviéramos una climatología de promedio de 700 litros de lluvia todo el año, seguiríamos, pero cuando llevas tres años perdiéndoles dinero…», lamenta Antonio.

Los agricultores tienen que minimizar los gastos, principalmente los dedicados a la recogida. «Se busca hacer plantaciones donde el coste de recogida sea mínimo», explica Antonio, que como muchos agricultores de Andalucía y Castilla-La Mancha está cambiando sus tierras de olivos viejos por nuevos, en algunos casos intensivos -dan más aceitunas y el tiempo de recolección es menor-, o por plantar pistachos.

Cultivo intensivo

En la provincia de Sevilla, Juan Antonio Galindo tiene una finca de 40 hectáreas que producía aceituna de mesa en Morón de la Frontera, a 50 km de la capital, y ante la caída constante de los precios decidió arrancar sus olivos centenarios. «Es una pena estos olivos con tantos años, pero los tengo que cortar para poner intensivo, cuyo coste es mucho menor», afirma Galindo en su finca de como mínimo tres generaciones de historia.

Los olivos secos centenarios de Galindo se han convertido en leña, ni siquiera han servido para venderlos en un vivero para compensar las pérdidas porque no se valoran como árbol ornamental. El 70 % del olivar español pequeño no cubre costes. De ahí que a la mínima oportunidad, el agricultor, si puede trate de cambiar su cultivo a intensivo o superintensivo, ante la falta de productividad.

Así, tras el paso de motosierras y excavadoras miles de olivos tradicionales centenarios, que en otra época eran mimados y apreciados por la importancia que suponían para la economía familiar y local, van sucumbiendo lenta y continuamente en muchos enclaves de Andalucía para convertirse en carbón o, con mejor suerte, acabar en el negocio de los olivos ornamentales para la jardinería y el coleccionismo.

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