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Lluvias y nuevas plagas convierten al dron en la alternativa al tractor

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

Santi M. Amil

Por segundo año consecutivo, agricultores y ganaderos de A Limia solicitan poder utilizar este sistema para aplicar fitosanitarios en tierras embarradas

08 abr 2024 . Actualizado a las 08:34 h.

Uno de los principales problemas que se están encontrando los agricultores gallegos es que, tras semanas de intensas lluvias, resulta tarea imposible acceder a fincas con maquinaria pesada. Esto resulta especialmente preocupante en un momento en el que es preciso preparar la tierra para que pueda acoger nuevos cultivos o en el que se debe tratar para salvar lo que está plantado. En la comarca ourensana de A Limia tienen claro que esta cuestión se podría solventar con el uso de drones, que fumigaran desde el aire las parcelas a las que los tractores no pueden acceder porque están embarradas. Y así se lo solicitaron el pasado año al ministerio de Agricultura y, ahora, a la Consellería do Medio Rural. Por ahora, no han obtenido respuesta.

Según explica la Asociación de Empresarios, Gandeiros e Agricultores da Limia (Adegal), las intensas lluvias están afectando especialmente a esta comarca, donde la campaña del cereal de invierno se da prácticamente por perdida y la del de primavera no tiene buenas perspectivas. Preocupa también la campaña de la patata, pues con el agua caída resulta imposible poder preparar las tierras para acoger este cultivo. Porque, aquí, «o mal drenaxe das cunetas, dos canais secundarios, dos ríos e da canle principal ocasionou un maior asolagamento nas terras de cultivo, e causou danos nas infraestruturas agrarias que dan servizo as mesas», explica la entidad en un comunicado.

Esta misma situación ya se dio, en menor medida, el pasado año. Entonces, Adegal se reunió con varias empresas para estudiar la viabilidad de utilizar drones para aplicar los tratamientos y la fertilización en las parcelas, evitando así que tener que recurrir a los tractores, que no podían acceder a las fincas embarradas. «É unha nova tecnoloxía que temos que utilizar, as empresas din que pode ser unha opción viable», explica Maite Joga, presidenta de la asociación. Ese fue el motivo que les llevó a solicitar al Ministerio de Agricultura permiso para utilizar, de forma excepcional, los drones para aplicar fitosanitarios.

Entonces, sus demandas no obtuvieron respuesta, por lo que no pudieron aplicarlas. Ahora, han vuelto a solicitar esta misma medida a la Consellería do Medio Rural. «Tal e como están as parcelas, so podemos entrar con tractores oruga nas fincas. Pero esa é unha maquinaria mi custosa que moitos agricultores non se poden permitir», cuenta. Sí la tienen algunas empresas de servicios, el problema es que «teñen pouca e cando é necesaria non dan abasto», añade. Por eso considera que los drones sería la solución, «é unha maquinaria máis asequible e tamén máis precisa, porque aplica o produto directamente sobre o cultivo», asegura.

Poder utilizar los drones les habría permitido, en la pasada campaña de la patata, aplicar los tratamientos en su momento, cuando el tubérculo empezaba a nacer. Esa época coincidió con una serie de tormentas, que impidieron que los tractores pudieran entrar a las fincas, cuyos accesos se encontraban completamente embarrados. Adegal considera, además, que estos drones no tendrían que ser solo una solución para combatir las situaciones meteorológicas adversas, «teriamos que mirar se este sistema compensa economicamente máis que andar cos tractores tal e como está o gasóleo», concluye Joca.

David Blanco, Niufly: «En Valencia y en Extremadura hemos usado drones para aplicar fitosanitarios, aquí no se puede hacer»

David Blanco lleva seis años intentando trasladar las ventajas de los drones a la agricultura. Hace tres años creó Beniu, una empresa que se asoció con otra valenciana para poder operar en todo el territorio nacional bajo el nombre de Niufly. Está convencido de que los drones son una solución para que los agricultores puedan aplicar tratamientos en fincas cuyos accesos se encuentran encharcados y en cultivos donde el tractor no puede acceder, como el maíz. El problema, explica, es que apenas existe regulación y que en Galicia, asegura, sería preciso reunir a las empresas privadas, a las administraciones y a los centros de investigación para poder investigar y regular el uso de esta maquinaria.

«En Valencia y en Extremadura ya hemos utilizado drones para aplicar fitosanitarios y ya tenemos experiencia en estos procesos, pero aquí no se puede», explica. El principal problema, añade, está en las materias activas que se utilizan aquí para tratar las fincas. «Galicia tiene tres cultivos principales: maíz, vino y patata», afirma. Pero «ninguna de las materias activas que se utiliza para tratar estos cultivos tiene en su ficha técnica que se pueda aplicar de forma aérea», dice. No sucede lo mismo en Valencia, donde ya hay experiencia «a la hora de trabajar con otro tipo de aeronaves, como helicópteros», de ahí que los fitosanitarios sí se puedan aplicar desde el aire.

Blanco está convencido de las múltiples posibilidades que los drones tienen para la agricultura gallega. «El año pasado fue una hecatombe en el maíz, por el gusano que se comía las hojas», recuerda. Los tractores no pueden entrar en las fincas cuando el maíz está crecido, pero sí lo pueden hacer los drones. «Entrar en fincas embarradas es imposible con el tractor», añade. También los viñedos de la Ribeira Sacra podrían verse beneficiados del uso de los drones.

El responsable de Niufly reitera que la aplicación con drones es mucho más localizada y segura que la que se realiza actualmente con atomizadores y recuerda que «hay fungicidas naturales que no tienen los mismos requerimientos que los fitosanitarios y que se podrían aplicar desde el aire». El problema, es que los agricultores no se quieren arriesgar a utilizar algo que no saben cómo va a funcionar.