Las pérdidas se triplican en los cultivos por las sequías

Economía verde

Los cambios en el clima disminuyen la producción agraria, que es clave desde el punto de vista económico y social

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Los cerezos de Kioto han registrado la floración más temprana de los últimos 1.200 años

BEHROUZ MEHRI / AFP

La Unión Europea es uno de los mayores productores y exportadores de alimentos del mundo. En particular, en Catalunya, el sector agroalimentario representa el 16,28% del PIB, con una generación de 38.205 millones de euros al año. Ante un escenario de demanda creciente de alimentos, debido al incremento de la población mundial, la principal amenaza no es la falta de demanda sino la incapacidad de hacerle frente por culpa de la crisis climática.

Un estudio publicado en la revista Environmental Research Letters muestra que las pérdidas por sequías y olas de calor en los cultivos de cereal se han triplicado en Europa en los últimos 50 años. Estiman que, en las regiones mediterráneas, los rendimientos han caído un 6,9% en este periodo de tiempo.

Impacto

El calentamiento global ha reducido la producción de cereales en un 7%

“Los cereales, un producto básico que ocupa casi el 65% de la superficie de cultivo de la UE y que se utiliza principalmente para la alimentación animal, es el cultivo más afectado”, señala la Teresa Brás, investigadora del Centro de Investigación Medioambiental y de Sostenibilidad de la Escuela Nova de Ciencia y Tecnología de Lisboa (Portugal) y autora principal del estudio.

Tampoco se salvan los cultivos leñosos (árboles frutales, viña, olivos…). Las floraciones más tempranas a causa de unos inviernos más suaves exponen a los frutos a posibles heladas, mientras que las elevadas temperaturas afectan a la maduración de la fruta y, por tanto, a su calidad. La agricultura de secano, que representa el porcentaje más importante del suelo agrícola catalán, es la que presenta más riesgo.

“Las proyecciones son inciertas, dependen de muchos factores, pero la temperatura va claramente en aumento y las precipitaciones, a la baja”, declara Marc Prohom, responsable del área de climatología del Servei Meteorològic de Catalunya (SMC). Prohom apunta también que el periodo de granizo tiene a expandirse. El único cambio aparentemente positivo, según el experto del SMC, es que “la tramontana, un viento muy seco que provoca que las plantas pierdan más agua, se cree que irá a la baja”.

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Riego en un campo, en una imagen de archivo

Archivo

Esta pérdida de producción agraria afecta directamente al sector ganadero, al ser los cultivos de cereal y los pastos su principal fuente de alimentación, advierte Elena Galán del Castillo, investigadora en el Basque Centre for Climate Change (BC3). Por otro lado, Galán alerta también de que “los animales sufren mucho el estrés por calor y que las olas de calor tienen como consecuencia una mayor mortalidad”.

Este escenario agrario y ganadero “preocupa y mucho por los problemas de seguridad alimentaria que puede comportar, lo que acarreará más pobreza y más desigualdad”, se lamenta Josep Peñuelas, investigador del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (Creaf) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

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“Debemos estar muy atentos con el cambio climático, pero es mucho lo que ya se está haciendo”, asegura Robert Savé, investigador del Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (Irta). Algunas de las estrategias que está siguiendo el sector agrario son el cambio a variedades más resistentes a la sequía, cambios de ubicaciones de los cultivos hacia zonas más frescas o mejoras en eficiencia en el uso del agua, apunta Savé.

El tiempo (el del reloj y el atmosférico) apremia: los cerezos de Kioto han registrado la floración más temprana de los últimos 1.200 años.

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