Entre 2015 y 2021, las compañías integradas en CropLife Europe invirtieron 1.750 millones de euros en investigación y desarrollo de biosoluciones, además de 2.150 millones en investigación y desarrollo de la agricultura digital y de precisión. La asociación, que representa a la industria fitosanitaria continental, reclama un sistema regulatorio europeo capaz de acompañar este ritmo de inversión.

Las inversiones realizadas por las empresas, como parte de sus Compromisos 2030, representan respectivamente el 44% de los 4.000 millones destinados al desarrollo de proyectos de innovación en soluciones fitosanitarias biológicas y el 21,5% de los 10.000 millones comprometidos para favorecer la innovación en tecnologías digitales y de precisión. El director general de CropLife Europe, Olivier de Matos, advierte de que “el actual marco regulatorio se está convirtiendo en un cuello de botella para el desarrollo de nuevas soluciones. Una sola de estas sustancias puede tardar hasta siete años antes de su puesta a disposición del agricultor europeo. Esto significa que una solución desarrollada hoy en día llegaría al mercado en la fecha límite fijada por la Estrategia comunitaria De la Granja a la Mesa”. CropLife Europe reconoce que las soluciones biológicas son parte fundamental de la “caja de herramientas” con la que cuentan los agricultores para proteger sus cultivos, aunque actualmente no pueden reemplazar a todos los productos convencionales, por lo que pide “un marco regulatorio que acoja y premie la innovación”.

Sobre la importancia de la innovación en el campo de la agricultura de precisión y tecnologías digitales para ayudar a los agricultores a cumplir con los objetivos del Pacto Verde europeo, de Matos asegura que “el uso de este tipo de técnicas tiene el potencial de reducir el uso de productos fitosanitarios entre un 20-30% y el área de cultivo a tratar en un 50-80%. Sin embargo, a pesar de este ritmo acelerado de investigación y desarrollo, la mayoría de las nuevas herramientas no llegarán a aprobarse por las autoridades cuando más lo necesitan, antes de 2030”.

“Las encuestas confirman que los agricultores están dispuestos a implementar nuevas herramientas digitales y de agricultura de precisión, pero reclaman más incentivos económicos para apoyar esta transición e inversión. Entonces, ¿Cómo podemos avanzar más rápido y más lejos? Necesitamos un entorno que favorezca y no desincentive la inversión, así como una mejor infraestructura digital, capacitación de usuarios y disponibilidad de datos”, sostiene el director general de CropLife Europe.