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jueves, marzo 28, 2024
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Bioestimulantes, una vía frente al cambio climático

Correctamente utilizados, estos productos ayudan al cultivo a afrontar situaciones de estrés abiótico, como la sequía o las altas temperaturas; contribuyen a que la planta tenga mayor resistencia y, en ocasiones, contribuyen a mantener la humedad del suelo

La agricultura de hoy en día tiene el objetivo fundamental de abastecer a la población mundial, que crece día a día, mientras que los recursos del planeta se agotan. Es completamente necesario encontrar nuevas fórmulas que permitan la optimización de los rendimientos agrícolas de una manera sostenible y segura, ya que no podemos permitirnos que continúe avanzando la degradación del medio ambiente.

Las políticas europeas como el Pacto Verde, con sus estrategias enfocadas al sector agroalimentario “De la granja a la mesa” o la “Biodiversidad” plantean unos objetivos para los insumos agrarios más que exigentes: reducción en los próximos años de un 50% en la aplicación de fitosanitarios químicos y un de un 20% en la fertilización nitrogenada, por lo que deben proporcionarse al agricultor herramientas que le permitan mantener sus producciones de una forma respetuosa con el medio ambiente. Así lo señala Camino García, de la Asociación Española de Fabricantes de Agronutrientes (AEFA).

Los bioestimulantes, según una de las definiciones más utilizadas, son sustancias o microorganismos que, al aplicarse a las plantas, son capaces de mejorar la eficacia de éstas en la absorción y asimilación de nutrientes, tolerancia a estrés biótico o abiótico o mejorar alguna de sus características agronómicas, independientemente del contenido en nutrientes de la sustancia.

Gracias a ellos, a que en la mayor parte de las ocasiones son compuestos naturales y sin residuos y a su capacidad para incidir en el aumento de los rendimientos de las producciones de una manera sostenibles es posible alcanzar los exigentes objetivos planteados hoy en la producción agrícola.

Estrés abiótico

Los bioestimulantes correctamente utilizados ayudan al viñedo a afrontar estas situaciones de estrés abiótico como la sequía o altas temperaturas; contribuyen a que la planta tenga una mayor resistencia a condiciones de escasez de agua y en ocasiones, también pueden contribuir a mantener la humedad en el suelo.

Por ejemplo, los aminoácidos son óptimos en frente a la sequía, ya que estos compuestos se sintetizan a partir del nitrógeno absorbido por la raíz durante el desarrollo de la planta implicando un alto gasto energético, que en situaciones de estrés como la falta de agua puede resultar crítico.

Un aporte equilibrado extra de estas sustancias permite mejorar el crecimiento de la misma y la situación del cultivo frente a estos efectos adversos. Efectivamente, es correcto decir que los bioestimulantes potencian el efecto de resiliencia de la planta frente a condiciones externas críticas.

Propiedades organolépticas

Otro de los efectos, en algunos bioestimulantes, es mejorar las propiedades organolépticas de la uva. Por un lado, que la planta pueda disponer de una manera eficaz de los nutrientes del suelo y esté en unas condiciones óptimas favorece el mejor desarrollo de los cultivos a lo largo de su ciclo vegetativo, lo que se traduce en la obtención de frutos de mejor tamaño, de maduración homogénea y con un índice más alto de contenido en azúcares.

Por otro, el aporte extra de determinadas sustancias puede favorecer reacciones químicas de la planta beneficiosas: en viñedo, por ejemplo, hay estudios que demuestran la eficacia de la aplicación de extractos de alga como herramienta para mejorar la composición nitrogenada, fenólica y aromática de la uva.

Los bioestimulantes son una herramienta eficaz a disposición del agricultor. Utilizarla puede marcar la diferencia en los tiempos tan exigentes en los que nos encontramos, en que los productos menos respetuosos con el medio están viendo limitado su uso.

“Desde AEFA nos gusta resaltar que tenemos muy clara la barrera de los bioestimulantes con los productos fitosanitarios. Para poner en el mercado un producto fitosanitario se deben cumplir unos requisitos muy estrictos en cuanto a residuos y toxicidad y se exige que la sustancia activa y los productos dispongan de un registro y autorizaciones a nivel europeo y nacional que implican un alto coste en esfuerzo, tiempo y también económico”, señala Camino García.

Por ello, “no queremos en ningún caso decir que el efecto de ambos productos sea similar, pero si se puede afirmar que una planta que crezca con una buena asimilación de nutrientes, y que tenga un aporte extra de sustancias que le permitan hacer frente a situaciones externas de estrés como pueden ser temperaturas extremas, salinidad, sequía, heladas, trasplantes o en caso de viñas, por ejemplo, podas mal hechas, estará más sana, y con una mejor disposición a defenderse ante plagas o enfermedades”.

“Podemos decir que los bioestimulantes son un complemento perfecto al tratamiento con productos específicos de sanidad vegetal”, recalca.

¿Qué son los agronutrientes?

Los agronutrientes suponen una amplia variedad de productos que ayudan a alcanzar mejores rendimientos en los cultivos. Dentro de la definición podrían incluirse fertilizantes NPK, micronutrientes, correctores de carencias, enmiendas e incluso productos más tecnológicos como los son los bioestimulantes.

Efectivamente, su aporte de una manera adecuada al viñedo, haciendo un uso correcto de los productos, favorecerá al desarrollo óptimo de la planta y a un mejor aprovechamiento y asimilación de nutrientes que se trasladará en la obtención de viñedos más vigorosos, mejor adaptados a situaciones críticas y con producciones homogéneas de alto rendimiento con buenas cualidades organolépticas.

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